Tanto
este comentario sobre las portadas después de la muerte de un profesor en Barcelona, como
este otro sobre las mejores y las peores en relación a los inmigrantes muertos, son de los que ayudan a ver la diferencia entre buen y mal periodismo, entre quienes enseñan a ver las cosas con humanidad y quienes son, a veces sin darse cuenta, cómplices y culpables del encanallamiento social.