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Los diarios no se dedican a buscar y defender la verdad, sino a sustituir la realidad por una ficción": ese es uno de nuestros grandes problemas sociales. El motivo, claro está, es que los periódicos se dedican defender sus intereses y no los de la gente y, para eso,
cuando la jugosa tarta de la publicidad institucional está en juego, no dudan en entregarse a la clase política.